miércoles, 11 de febrero de 2009

Cosas que hacen BUM

Acabo de terminar de leer Cosas que hacen BUM, de Kiko Amat, el libro, aunque habla de otros personajes, se centra sobre todo en el personaje principal(Pánic), que por cierto, es bastante peculiar, todo se ve desde su perspectiva, la perspectiva de una persona que es fruto de las circunstancias y de sus propias obsesiones. En el fondo, sólo quiere que le entiendan, de ahí las obras surrealistas que simbolizan su cabeza, su forma de vestir, su forma de dirigirse a los demás, todo es un reclamo, reclama nuestra atención a gritos mudos, apto sólo para observadores, nos invita a entrar en su mundo interior lleno de agujeros negros, pero a su vez, pone una fiera en la puerta para quien se acerque.

Al leerlo pienso en las influencias, en la música, en todo lo que estalla en el interior de cada uno, esos estallidos, que no hacen ruido y no por ello dejan de existir, pienso en las cosas que se intuyen, pero no se pueden evitar, y mientras leo, suena en mi cabeza "el camino de bajada era más estrecho", que no es precisamente la música a la que hace referencia el autor, pero el sentido es el mismo: "-El hundirse como algo difícil, no como un punto adonde se llega sin esfuerzo- La caída es subida. El camino de bajada es cuesta arriba".

La verdad es que quitando algunas hojas del primer capitulo, que me dejan indiferente, en general, puedo decir que me gustado bastante, tiene una forma de contar las cosas, que sea lo que sea lo que esté contando, resulta cómico.

Os dejo algunos fragmentos:

"El sonido de la decepción es un ruido sordo, como una botella acabando de vaciarse. Si se presta atención, puede oírse el sonido de la decepción. Es como escuchar una alma yéndose por el desagüe"

"Lo mejor para evitar el rechazo es dar un rodeo. No acercarse de cara al objeto de deseo. Coger atajos . Evitar los NOs(...)La tristeza de la duda siempre será mejor que la tristeza del desprecio"

"Existe un tipo de calma que no se parece a ninguna otra. Es la calma de saber que algo se escapa a nuestro control y ninguna acción va a influir en su desarrollo. La calma del hecho consumado del viaje irrealizable, del sueño imposible"

"Lágrimas ajenas, que parece que no pesan nada, pero que están hechas de plomo"

"Mis pulmones estaban desiertos de letras y todo mi cuerpo era uno de esos contenedores estériles, vacíos que utilizan en los hospitales para los análisis"

"Eso , exactamente eso, es la raíz de todos nuestros problemas. La estupidez crónica, el nivel de tapiado de cerebro al que se ha llegado"

"Me pregunté: ¿La forma en la que te ve la gente es como realmente eres?"

"No estoy de humor para guerras semánticas"

"También bebían gin tonic y cerveza como si un enviado secreto les hubiese avisado que se avecinaba una plaga de langostas, una sequía mortal o una transformación de los ríos en sangre"

"No sé cómo lo hice debí coger el tranvía de los borrachos que tiene parada allí"

3 comentarios:

Unknown dijo...

Este igual me lo leo, me ha gustado lo que has puesto.
Por cierto, el sábado toca en la Sala Stereo el grupo de un amigo teloneando a Megaphone ou la mort (que no sé quienes son...). Creo que hay que pagar entrada, pero si vas por allí y me reconoces te invito a una cerveza.
Insisto, creo que me voy a comprar este libro.
Un beso

Sarashina dijo...

Pues yo ya declaro que no lo voy a leer, a no ser que me lo encuentre en una isla desierta y no tenga otra cosa, pero creo que ni aún así. No es que no me haya gustado lo que dices. Me ha gustado lo que dices tú, o sea, verlo con tus ojos recién leídos, pero no lo que dice el que escribe y/o el personaje. Bueno, no siempre va a interesar todo.

García Francés dijo...

Dª Eme, algún día leerá algún libro mío, entonces me hará feliz.

Orinal, copia y, mientras, te la cuelan

Corot pintó 10.000 cuadros, de los cuales 25.000 están en los Estados Unidos. La bromita tiene base real. Alcanzó tanta popularidad, que su falsificación cobró proporciones increíbles. Con tantos escándalos, millonarios del petróleo tejano, tiburones de Wall Street, y presidentes de las compañías de seguridad que operan en Irak, han debido descolgar parte de sus carísimas colecciones de impresionistas falsos.

Elmyr de Hory, el genial falsificador que trabajó durante la Segunda Guerra Mundial, fue experto en copiar a Matisse y llegó a verse obligado a pintar un Vermeer delante de la policía para demostrar que era el autor de otras falsificaciones.

En España, tuvimos el caso de Erik “el belga”, René Alphonse van den Berghe, el ladrón de arte más importante del siglo XX que, como falsificador, llegó a pintar el “Grito” de Munch en 17 ocasiones. Hoy es un hombre de Dios que sólo hace el bien, pinta y dona obras, expertiza y restaura, afirma su esposa.

Un falsificador no debe ser confundido con un artista, por eso es original el Botero que tengo en el living de mi cabaña. En arte, como en marcas, si puedes permitírtelo mejor lo auténtico.

En política ocurre lo mismo. Ideólogos tipo Arriola plagian un partido volcado en el “pa’poyar” y, de pronto, D. Mariano se despierta y ve que, el Gobierno de España y su juez, están a punto de colársela.

Aún amodorrado, el Sr. Rajoy, chilla y se desespera queriendo convertirse en auténtico líder de la oposición.

Pero, hay demasiada falsificación. Los electores demandan originales en el mercado.

Orinal, copia y, mientras, te la cuelan